Ayer sábado encontré cerrado el quiosco donde compro la prensa los fines de semana. En el bar de enfrente me cuentan que no aguantaba más. Es el segundo quiosco que echa la persiana en las inmediaciones de mi casa: este no pudo llegar a Navidad. Me consuelo pensando que todavía quedan tres más relativamente a mano. Pero me preocupa el alto desinterés por el papel que sin duda los lleva a la ruina.
¿Por qué será? Me llueven los motivos, aunque es uno el que me golpea con mayor insistencia: todos los periódicos dicen (u ocultan) lo mismo: ¿dónde se encuentra entonces la verdad? La grandeza del quiosco estuvo siempre en su diversidad, en la seriedad o el escándalo que anunciaban sus portadas, en la discusión que luego provocaba su lectura. Hoy ese debate se derrite. ¿Cómo va a haber discusión si las noticias que no interesan se caen de (todas) las portadas relevantes?
Es cierto que el ciudadano corriente compra (o compraba) el periódico o revista que más se acerca a su gusto o pensamiento. Ahí radica el éxito de la prensa: en su pluralidad, en la libertad que proporciona tener diversas opciones. Hoy esa paletada de colores mengua para muchos. Un buen puñado de lectores, acuciados por la crisis y el auge de la información digital, prescinde del quiosco, y otros muchos no se encuentran reflejados en sus portadas con frecuencia. La gran prensa, aplastada por una crisis tan descomunal como la del ladrillo, se presta a casi todo para mantenerse en pie. Y sobrevive transformada en una suerte de producto "marca blanca" con el único objetivo de no molestar demasiado. Y un periódico que no hostigue termina por dejar de serlo.
Claro que no son así todos los medios en España. Existen periódicos, locales sobre todo, y digitales con carácter y determinación, en los que se nota la mano del director hurgando en las tripas de la noticia. Son nuestra esperanza, aunque no lleguen a ser nuestro consuelo por el momento. Si los quioscos cierran, pues hasta las múltiples revistas "de moda y mujer" han clonado en el modeloVogue , y las del coure son hermanas abandonadas de un Hola asfixiado por las carreras que le exigen a diario programas tipo Sálvame .
Sin entrar en un debate a fondo sobre un asunto tan de actualidad como este, sí que quiero hacer algunas reflexiones, como parte afectada y conocedora del tema que por mi experiencia creo poder ser. Desde hace casi veinte años me dedico a la venta de prensa, primero en un local y ahora en un quiosco en la vía pública. Con respecto a la venta del bonobús, parece que la mala suerte me perseguía, pues tras solicitárselo a Aucorsa para poder comercializarlos, siempre me dieron la misma respuesta: DENEGADO. Como argumento: que tenía un establecimiento que ya los vendía a menos de 200 metros. Una expendeduría de tabacos en ambos casos. ¿Dónde está la normativa que contempla eso? ¿En qué ordenanza, BOP, bando o lo que sea está publicado? En ninguno, pero son las “normas de la casa”…
Pasado todo este tiempo, largo para reflexionar, veo, que de mala suerte nada, más bien una pésima gestión por parte de Aucorsa y consecuentemente del Ayuntamiento. Porque, si se trata de dar un servicio al ciudadano, e incluso de hacer más rentable la actividad, ¿cómo es posible que le nieguen la venta a un establecimiento situado junto a una parada de autobús, que abre a las siete de la mañana todos los días del año con el argumento de que ya lo vende otro que está bastante más distante y abre de las nueve y media en la adelante, además de cerrar todos los festivos y domingos? En todo caso, cuando lo solicité, nunca pedí que no pudieran venderlos los demás para venderlos yo, pero tampoco veo razón en lo contrario. Además, si de lo que se trata es de ser sensible con el pequeño comercio, algo con lo que a los políticos profesionales (y locales) se le llena tanto la boca, como adjudicarle la venta de bonobús a los estancos, que ostentan ya una concesión en régimen de monopolio y denegárselo a quién tiene bastantes menos recursos para la, hoy día ya, pura y dura subsistencia. Y por supuesto, más difícil se hace de entender aún, cómo concederle la distribución a una multinacional en vez de negociar con los agentes locales implicados, como ya planteó en su día la Asociación de Vendedores de Prensa de Córdoba y como ocurre en otras ciudades andaluzas.
Eso sí, todos estos años dan para mucho cambio, change, wechsel para el ciudadano que pierde el autobús, “porque el chófer no me cambia el billete, sabe usted, que a estas horas está todo cerrado”, menos, claro, el pringado del quiosquero, que además, tan altruistamente colabora con Aucorsa. Por eso, cuando recientemente me visitó un comercial de Panini para ofrecerme la posibilidad de vender el bonobús, ahora que no tienen quién lo quiera, dada las miserables condiciones y comisiones que junto con la empresa municipal ofrecen, y ante tanta insistencia del público, tuve que poner el cartel de la foto, y cómo no, acordarme de la canción de Sabina:
“ahora ya es demasiado tarde, princesa,
búscate otro perro que te ladre, princesa…”
Durante muchos años fue una prolongación de nuestra sede. El territorio de encuentro al que, tras reuniones con terceros, de directiva o asambleas más o menos tibias, con discusiones más o menos tensas, acudíamos para que nuestro amigo Fernando, en nuestro rincón, nos aliviara tensiones o preocupaciones, con sus molletes y aparatos volaores, tras alguna batalla perdida, o nos acompañara en nuestras celebraciones cuando habíamos logrado culminar con éxito enquistadas negociaciones. Allí, fundamos el "comando casa Fernando" y hemos pasado buenos ratos y alguno no tan bueno, pero nunca malos ratos. Desgraciadamente, hoy ya son historia, tanto el comando como la comandancia. Un abrazo a todos, deseándoos lo mejor tanto en lo personal como en lo profesional.
Felicidades, en reconocimiento por su respeto y atención al cliente. En Noviembre del 2012, el día 4, para ser exactos, entregó a los puntos de venta, El Mundo, la última entrega de la promoción de cuchillos de cerámica, se trató de un "tacoma". La cantidad entregada era irrisoria, en comparación con las ventas que estaban teniendo de las distintas entregas de la promoción, lo que dió lugar a los consiguientes cabreos de los clientes, que nos habían comprado la colección y manifestado su interés por adquirir también el "tacoma", y a los que nos fue materialmente imposible de atender, por la nula planificación de El Mundo. Se nos informó, en días posteriores, por parte de la distribuidora, de que el editor, se comprometía a servir" a la mayor brevedad" los pedidos de dicho producto que tuviésemos pendientes de recibir. Se comprometieron, dieron su palabra, y la han cumplido. Hoy, 31 de Julio de 2013, hemos recibido los "tacomas" que nuestros clientes esperaban para el día 4 de Noviembre del año pasado o, en su defecto," a la mayor brevedad".
Yo, por mi parte, les voy a corresponder y, a la mayor brevedad, les voy a devolver lo que, a éstas alturas, si tuvieran un mínimo de respeto por nosotros, vendedores de prensa y por ellos, sus lectores y clientes, no debían siquiera, con 9 meses de retraso, de haber mandado siquiera y mucho menos, cobrado. Con su pan se lo coman. L. Mariano